Ser madrina de boda no es solo acompañar al novio al altar. Es representar elegancia, cariño y un vínculo muy especial con los protagonistas del día. Por eso, tu look merece una elección cuidada y pensada al detalle.
Más allá de las tendencias, hay ciertos aspectos que marcan la diferencia en un vestido de madrina. Aquí te los cuento:
Piensa en la foto del recuerdo
Ese momento en el que camines del brazo del novio quedará inmortalizado para siempre. Elige un vestido que, al mirarlo dentro de 10 o 20 años, siga transmitiendo estilo y atemporalidad.
Encuentra tu color “firma”
Olvídate de modas pasajeras. El tono perfecto es aquel que realza tu piel, tu cabello y tu personalidad. Haz pruebas con diferentes gamas hasta encontrar ese color que te haga sentir poderosa y guapa sin necesidad de añadir nada más.
Juega con los complementos
El vestido es importante, pero un buen tocado, unos pendientes joya o un chal de seda pueden transformar por completo el resultado. El secreto está en equilibrar: si el vestido es sencillo, atrévete con accesorios más llamativos; si es muy elaborado, opta por piezas más discretas.
Ten en cuenta el escenario
No es lo mismo una boda en una iglesia majestuosa que en un jardín al atardecer. El lugar y la hora te darán pistas para elegir tejidos, largos y detalles que encajen con el ambiente.
Camina y sonríe
La elegancia no está solo en la ropa, sino en cómo la llevas. Un vestido espectacular pierde fuerza si no te sientes cómoda. Asegúrate de que puedas moverte con facilidad y, sobre todo, de que lo luzcas con una sonrisa.
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Alejandro de Miguel |
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Poydel |
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Miriam Gálvez |
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Miriam Gálvez |
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Este artículo ha sido escrito por Gisela Príncipe, wedding planner y asesora de estilo especializada en invitadas, bodas y eventos. Fundadora de Operación Invitada y Operación Boda Wedding Planner.